La gran verguenza del siglo XX
A 75 años de la liberación de Auschwitz-Birkenau, que nunca más se repita.
El día de ayer 27 de enero, se cumplieron 75 años de la liberación de los
presos que aún había en los campos de concentración y de exterminio Auschwitz-Birkenau, durante la Segunda Guerra Mundial.
Una fecha difícil de mantener presente, pero necesaria recordar para que nunca más pase algo similar. "Conmemorar hechos
históricos es importante porque trae el hecho del pasado al presente". relató al portal France 24, María
del Puerto Muñoz, colaboradora de la Universitad Oberta de Catalunya y profesora del Bachillerato Internacional de Aula Escuela
Europea.
La liberación de los presos que tenían encerrados los alemanes, llevó a las tropas libertadoras descubrir la
fábrica de matar que había diseñado el Tercer Reich presidido por Adolf
Hitler para deshacerse de judíos y todo tipo de opositores: Las cámaras de gas. Allí
murieron más de un millón de personas en cámaras de gas, por inanición y
torturas en el periodo 1941-1945. "La gran verguenza del siglo XX" calificó la canciller alemana y la considerada una de las mujeres más poderosas del mundo, Angela Merkel.
En los campos de exterminio las primeras personas que asesinaron fueron niños, ancianos, enfermos y discapacitados, por considerarlos débiles para los trabajos pesados a los que sometían al resto. Ahí llegaron personas de distintas partes de Europa, la mayoría judíos, pero también políticos polacos, prisioneros de guerra soviéticos, gitanos, homosexuales y prisioneros de conciencia o por motivos religiosos. La sangre fría y deshumanizada de los que líderaban estos lugares era tal, que en unas semanas llegaron a matar a cuatrocientos mil judíos húngaros, y al día a 6.000 personas aproximadamente.
"El Holocausto fue algo tan grave que incluso existe un negacionismo
que no es capaz de asimilar que eso fuese posible. En Alemania, los
jóvenes no supieron lo que pasó durante la II Guerra Mundial hasta los
años 60. Los padres callaban. Era tanta la vergüenza, que el silencio
protegía a los muchos que fueron cómplices del exterminio", relata Muñoz.
Sin embargo, la
historiadora teme que ahora que están muriendo aquellos que vivieron el holocausto se pueda banalizar lo sucedido: "Es muy importante que cuando la fuente
primaria desaparece tratemos el hecho histórico en todas sus
dimensiones. Hay que enseñar los horrores de la guerra, porque cuando
desaparece la voz de los que vivieron, llegan las voces contrarias y se
puede caer en el silencio. Lo que sucedió en Auschwitz se debe
transmitir de generación en generación de forma veraz y crítica y para
eso se necesita dotar de vida a los hechos, para que, desde la
educación, los jóvenes sientan que eso no debe volver a suceder".
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