La excusa no fue la falta de tiempo, sino de dinero
Cuando la pobreza acaba con la gente
En una fría mañana tomando una ducha antes de salir a trabajar, María de la Cruz, de tan solo 37 años recordó lo que la doctora le había recomendado: "Siempre una semana después de tu periodo menstrual, cuando te estés bañando, realízate la autoexploración de mamas; si notas algo extraño acudes de inmediato conmigo." Así lo hizo y salió de la ducha.
Apurada porque ya se le hacía tarde para ir a trabajar, y debía pasar dejando a sus 3 hijos a la escuela, María de la Cruz continuó con su día y su vida rutinaria: Llegar corriendo al trabajo, atender las primeras llamadas en la recepción, darse un tiempecito para tomar café y comenzar su tarea de archiveo y redacción de oficios.
Terminando el día y saliendo con algunas de sus compañeras para caminar rumbo a la parada del autobús, se acordó de su autoexploración: "Yo creo que la próxima semana pediré permiso, voy a ver el médico porque me sentí una bolita en el seno y con eso de que mi hermana le dio cáncer hace unos años, puedo ser propensa a padecerlo también."
Sus compañeras buscaron apoyarla para que fuera de inmediato a realizarse un examen más profundo de acuerdo a las indicaciones médicas, siempre animándola para que desechara esa idea de que pudiera estar enferma, y la ventaja de María de la Cruz es que podía solicitar un permiso para salir temprano de su trabajo con facilidad, pero no lo hizo.
Siempre excusándose, que si tenía mucho trabajo acumulado, que si los niños la estaban esperando, que no tenía dinero para ir con el doctor, en fin, las excusas sobraban; y en el fondo de sus deseos estaba el no querer asistir a consulta médica, pues temía que le dijeran que si estaba enferma.
Tardó meses en acudir al médico del instituto de salud público al que estaba inscrita gracias al trabajo de su esposo, y si se animó asistir fue porque se sintió obligada por el dolor agudo que le provocaba dicha bolita.
Como es bien sabido, las citas entre médico general, el especialista y laboratorio son muy espaciadas, pueden durar semanas o hasta meses para el siguiente paso. El dolor en su pecho se acrecentaba; y sus compañeras le animaban a asistir con un médico particular; pero ella se negaba, pues asistir con un privado resultarían gastos muy grandes que temía no pudiera cubrir. Además recordaba que tenía otros pagos como los gastos escolares de sus hijos, porque aunque su esposo también trabajaba, en esos momentos estaban construyendo su casa y él cubría dicho costo.
Al paso de un año por fin pudo realizarse los estudios; desafortudamente la empresa en la que trabajaba cerró y no dieron liquidación a sus trabajadores, mucho menos a ella. Tomando la situación de manera positiva pensó que ya tendria tiempo para atender a sus hijos, sin embargo también recibía una noticia que le envadió de miedo; los estudios clínicos arrojaron que presentaba cáncer de mama.
Pronto comenzó un tratamiento que la institución clínica pública podía absorver, el problema era los largos y cansados traslados para someterse a quimioterapias y radiaciones, las espaciadas citas, que a veces no había el medicamento o los aparatos se habían descompuesto, haciendo que su tratamiento se pausara y por ende, el cáncer siguiera avanzando.
No había nada que hacer mas que esperar, "si tan solo me hubieran líquidado conforme la ley por los tantos años de trabajo, o hubiera ahorrado para este tipo de situaciones en las que mi vida está en riesgo, podría haberme atendido en una clínica privada y a este día ya hubiera librado el cáncer; pero no tengo dinero y ahora debo someterme a las carencias del hospital público."
Con un par de años de un tratamiento incompleto o con tantas pausas, su familia quiso ayudarla para pagar un mejor tratamiento oncológico, sin embargo el dinero no alcanzaba, los pocos ingresos se acababan y esto provocó también que no pudiera cumplir con todo el tratamiento perdiendo la batalla contra esa enfermedad.
Hay personas enfermas que no mueren por la enfermedad, sino por la falta de dinero para cubrir sus gastos hospitalarios, medicamentos, tratamiento.
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