Cuando en verdad deseas superarte, lo lograrás.
Superando los límites intelectuales para lograr una vida independiente
Desde pequeño su familia no pudo hacerse cargo de él, pues padece una discapacidad intelectual que requería mayor atención. "Ayudaba a mi padre en el campo a
cuidar las vacas, echando una mano en el mercadillo o descargaba fruta
de un camión con mi amigo Domingo", comparte Alfredo Chaparro de 43 años de edad, y que habita en Santipoce, perteneciente a Sevilla, España.
En su entrevista al portal ABCdesevilla, Alfredo recuerda que no era de los que se quedaban
quietos, conocido en todo el pueblo, y siempre con una inquietud que se refleja en su sonrisa.
A punto de cumplir la mayoría de edad, dejó su lugar de nacimiento para llegar a la asociación civil "Paz y Bien", una asociación civil que tiene como objetivo incrementar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual; además de custodiar y atender a menores en situación de desamparo. Ahí, Alfredo recibió el cobijo y compresión que en su hogar no encontraba "Al principio yo no quería,
porque allí sólo podía moverme por la zona con los monitores (tutoreso cuidadores)... era un adolescente y dejar
su pueblo no fue fácil" Sin embargo, pronto se dio cuenta que ahí tendría la oportunidad para aprender diversidad de talleres y programas, demostrar responsabilidad y una mejoría constante, y así poder ser una persona que se valiera por sí mismo.
Al poco tiempo se mudó a un apartamento de Paz y Bien en el que convivía con cuatro compañeros. Entre ellos Kiko, con el que aún conserva una gran amistad.
Al poco tiempo se mudó a un apartamento de Paz y Bien en el que convivía con cuatro compañeros. Entre ellos Kiko, con el que aún conserva una gran amistad.
Recuerda que su primer y unico empleo, lo obtuvo gracias a Jesús, el responsable del centro ocupacional, quien
descubrió el potencial de Alfredo para realizar trabajos que le eran encargados. Jesús le ofreció un contrato en el taller de
imprenta, diseño y artes gráficas del Centro Especial de Empleo. "Se
me abrió el cielo", confiesa Alfredo. Con un trabajo, su independencia
estaba más cerca.
Hoy, con 20 años de trabajar en la imprenta de Santipoce, Alfredo habla con pasión de su empleo, de su total independencia, pues puede ir y hacer lo que quiera sin que su discapacidad intelectual sea impedimento. Le gusta la poesía y practica el atletismo, administra su tiempo como quiera, sin consultarlo con nadie previamente. Se dice afortunado de ser independiente, de ir por sus compras, charlar con los vecinos y decidir por sí mismo.
Hoy, con 20 años de trabajar en la imprenta de Santipoce, Alfredo habla con pasión de su empleo, de su total independencia, pues puede ir y hacer lo que quiera sin que su discapacidad intelectual sea impedimento. Le gusta la poesía y practica el atletismo, administra su tiempo como quiera, sin consultarlo con nadie previamente. Se dice afortunado de ser independiente, de ir por sus compras, charlar con los vecinos y decidir por sí mismo.
Ha constatado con creces que es capaz y que su discapacidad intelectual no es un impedimento, y esto lo ha hecho merecedor de recibir el III Reconocimiento Paz y Bien 2019 a la Superación Personal
junto a dos compañeros, por demostrar que con superación personal hoy puede vivir de manera independiente,
después de haber pasado por centros de menores, residencias de adultos y
viviendas tuteladas de la entidad.
Viviendas tuteladas
Pero el más importante paso aún estaba por llegar: la vivienda.
Trabajó las habilidades de la vida diaria en un piso tutelado en Camas, a
donde le acompañó Kiko y donde éste aún sigue. Aprendió a cocinar, poner la lavadora, limpiar el piso o administrar la compra.
Y a continuación vivió con algo más de independencia en un piso,
también tutelado, en Pino Montano, dentro de un bloque normalizado y con
atención directa de los monitores. Su constancia hizo que hace dos años cumpliera su objetivo: vivir en una vivienda completamente independiente, con el apoyo o asesoramiento de Paz y Bien si lo necesitara y la tutela de la Fundación Tutelar TAU.
Aunque el que considera el día más feliz de su vida estaba por llegar. En marzo Cañaveral de León le brindó un sentido y cariñoso homenaje
desde el Ayuntamiento y con la presencia de sus vecinos y familiares,
por su ejemplo de inclusión social. Alfredo, acordándose de quien tiene
como un padre tras el fallecimiento de los suyos, confiesa que aún tiene
un sueño por cumplir: «me gustaría visitar al padre Vicente en Perú
donde está de misionero y ayudarle». Un verdadero ejemplo no sólo para
personas con discapacidad, sino para toda la población.
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